En diferentes sectores de Bogotá, policía y funcionarios de la alcaldía mayor iniciaron desalojos, a la fuerza, de vendedores informales que se ubican en el espacio público con el fin de garantizar su sustento diario
Carolina Tejada
Desde la llegada de la nueva administración a Bogotá, los vendedores ambulantes salen a sus lugares de trabajo con el miedo de que en alguna esquina de la ciudad, su plante, como se le llama coloquialmente a la mercancía que venden de manera informal, sea arrebatada por parte de la fuerza pública y de paso, tengan que padecer las agresiones físicas por parte de los uniformados.
En varios lugares de la ciudad ya comienzan las batidas de la policía por el “rescate del espacio público”. La semana pasada los vendedores de la calle 72, entre la avenida Caracas y la carrera 7, conocida como una de las zonas más transitadas por la población flotante y donde se ubican diariamente vendedores de toda índole, fue epicentro del desalojo.
Exigiendo el derecho al trabajo
El día lunes, primero de febrero, los vendedores de esta zona de la ciudad se movilizaron desde la calle 72 con carrera 11 hasta la alcaldía local de Chapinero. Al unísono exigen que se les garantice el derecho al trabajo.
Los vendedores afirman que se sienten engañados, puesto que en la idea de la recuperación del espacio público por parte de la administración distrital, les hicieron firmar a algunos de ellos un documento donde se comprometían a ayudar a respetar el espacio público, en ese mismo documento afirman que el compromiso era la reubicación por parte de la alcaldía. Pero, según afirma Óscar Dusán, secretario general de la Asociación de Trabajadores Informales, ATI, organización que apoyó la jornada, el acuerdo solo habla de que “los vendedores se irían voluntariamente de los andenes y calles, y no existe ningún compromiso de reubicación. También dice el documento que los vendedores van a ayudar a la policía para recuperar al espacio público, convirtiendo a los mismos vendedores en espías de sus compañeros”.
Señalamientos desde la alcaldía
Otro de los elementos que tiene a los vendedores inconformes es el hecho de que, desde la alcaldía y la misma fuerza policial, se les ha venido señalando en medios de comunicación como traficantes de drogas, e incluso se ha afirmado que la mayoría pertenecen a una red de comercio bajo el abuso del espacio público y que no cuentan con las necesidades económicas como los vendedores aseguran.
Según Enrique Peñalosa “en las mejores ciudades del mundo el espacio público es el lugar de encuentro predilecto”. La pregunta que hoy le surge a los trabajadores informales es, si en esas ciudades a las que se refiere el alcalde, el desempleo toca las cifras que hoy alcanza la ciudad, donde miles de personas diariamente ingresan a las filas del rebusque y la informalidad para poder garantizar un sustento diario para sus familias.
En el mitin y posterior movilización que se desarrolló el día lunes, las más de 250 personas aseguraron públicamente que “no somos traficantes, trabajamos por el mínimo vital”. Y afirmaron continuar con la movilización para exigir el derecho al trabajo. Esta semana se reuniran con diferentes entidades distritales y con organizaciones como la ATI, con el ánimo de buscar orientación jurídica y una posible salida a su problemática.
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