Colombia es una nación pobre e insegura, es una madre que no sana, no protege y no educa. Los conflictos en las zonas rurales, los grandes proyectos económicos y de infraestructura han llevado al país a ocupar el vergonzoso primer lugar en desplazamiento interno en el mundo. Campesinos, indígenas, blancos y negros, muchos de ellos han abandonado su tierra, su cultura, sus sueños, han tenido que cambiar su vida en el campo por la hosca ciudad. Mientras los cinturones de miseria ensanchan las grandes urbes las oportunidades se empequeñecen, y las calles se transforman en un bazar de posibilidades.
Jesús salió hace 15 años de Quinchía, albergando en su mente la ilusión de una vida diferente y con la intención firme de voltear el destino. El conflicto le había arrebatado a su padre y la pobreza se encargaba de evocar todos los días el recuerdo de ese efímero primer amor, su compañera lo había abandonado con un niño de ocho días de nacido. Era el momento de irse de frente contra la vida, de luchar por su hijo, de buscar un mejor bienestar para su madre y con la ayuda de ese Dios miope que nombraba todos los días el párroco del pueblo, “hacerle una casita”.
Buscando las oportunidades extraviadas en este país rebosante de abandono y violencia llegó a Pereira, con la maleta puesta y con un Gavilán colorado de 20 pulgadas. Caminando descubrió una ciudad indiferente, huraña. “Por lo menos en el pueblo no se perdía la papita, acá se perdía muy fácil”. Anduvo varios días ofreciendo sus servicios de jardinería o lo que hubiese para hacer, la calle se había convertido en su sostén y la calle le enseñaría un nuevo oficio. En un barrio azotado por la inseguridad de esos días le ofrecieron el empleo de vigilante a cambio de unos pesos otorgados por la conciencia negra de los vecinos del sector. Ya han pasado 15 años y Jesús sigue allí. En su rostro se manifiesta la impotencia de ilusiones inalcanzadas, de años de soledad, de desamparo y tristeza. Pero sus palabras dejan caer a cuentagotas una nueva idea, una pequeña esperanza “yo lo que quiero es volverme para la finca, allá las cosas están mejor” dice.
Esta es la historia de Jesús y de tantos abuelos de la noche, que sin más compañía que un viejo palo retorcido y un pequeño radio de pilas protegen el sueño citadino a cambio de unos centavos. La historia de Patrulla, un abuelo de unos 80 años, que dicen lleva más de 30 parado en la misma cuadra, recibiendo las mismas monedas, en su viejo quepis no se dibuja ningún sol y en su decolorada camisa no aparece ninguna estrella, pero en su piel arrugada se reflejan las batallas diarias, los días ardientes, las noches en vela. La vida de don Rodrigo, un hombre que a sus 75 años, noche a noche, acompañado de ruana y machete, sale de su pequeña habitación a vigilar la cuadra vecina “es que noche que no salga, día que no como”, dice con nostálgica sonrisa.
Las ciudades en Colombia están llenas de pobreza y desplazamiento, de rebuscadores de esperanzas, miles de personas con algo en común, la calle. Esa calle por la que todos los días transita Chila empujando su carro de dulces y que a sus 65 años le da para pagar la pieza y para comer algo. La calle que le ha quitado dos hijos. La misma de Manuel, desplazado por la violencia chocoana, que con chicles y cigarrillos alimenta el anhelo de volver a su tierra.
La calle de Leidy, por la que transita los días y las noches intentando arquear el camino. Vendiendo dulces y galletas alimenta esa idea que tienen la mayoría de los colombianos, ese sueño idílico y laborioso de brindarles un techo a sus hijos. Un día Leidy sintió que el proyecto de tantos años era posible, y vio como entre guaduas y esterillas se materializaba la ilusión, por fin tenían donde meter la cabeza. Pero esa felicidad fue pasajera, porque esta nación que debía protegerla y cuidarla decidió avalada por leyes injustas, derrumbarle su hogar, dejando en el aire la propuesta incumplida de brindarles un mejor lugar a ella y sus hijos. Leidy aún espera la falaz promesa, aún está luchando. De la mano de su esposo sigue paseando las calles despachando confites y tabaco, esbozando en su mente el día en que esta querida madre patria le devuelva lo que le quitó y le reconozca tantos años de abandono.
Esta es la vida de los rebuscadores, los abuelos, los campesinos, las mujeres, los desplazados, todos hijos de este pueblo, colombianos que encontraron en la calle las oportunidades que la vida les negó, inhóspita y gris los acogió, les brindo sustento, abrigo y compañía. Invisibles ante los ojos de esta sociedad indiferente deambulan por la ciudad persiguiendo unas monedas, sembrando en pequeños carros de dulces, en oxidados machetes o en retorcidos palos de madera la semilla de la esperanza, cobijando el ensueño de una vida mejor.
Sentencia en segunda instancia ordena reubicación
de NISAR IDELVER MANRIQUE HURTADO
El juzgado Cuarto Civil
del Circuito en sentencia de segunda instancia no 253 del 16
de julio de 2015 revoca la Sentencia No 089 proferida por
el Juzgado 25 Civil Municipal de Cali, concediendo el amparo
de los derechos al trabajo y al mínimo vital del señor NISAR
IDELVER MANRIQUE HURTADO y ordena al municipio que en 60 días
proceda a establecer un plan que contenga medidas
adecuadas necesarias y suficientes para la reubicación
de Nisar, aun lugar donde pueda continuar ejerciendo su actividad
comercial en condiciones idóneas con sujeción al cumplimiento de las exigencias
legales
En Colombia, el trabajo informal es una de las principales fuentes de ingreso
para la población desempleada, representando porcentajes muy altos en ciudades
como Quibdó, donde la informalidad llega al 84,14 por ciento, seguido por
Riohacha con una tasa de 81,23 por ciento, en Barranquilla es del 72 por
ciento; las ciudades más grandes reportan cifras “menores”, Medellín tiene la
más baja informalidad, con el 50 por ciento.
Estas cifras son alarmantes, en tanto el rebusque se ha convertido en la
principal forma para la sobrevivencia, de la población excluida del mercado
laboral. Es lamentable reconocer cómo este tipo de actividades pasa a engrosar
las cifras de empleo, con las que el gobierno nacional manipula resultados
positivos.
La crisis laboral es el resultado de la aplicación del modelo neoliberal al
servicio del capital transnacional, que privatiza empresas públicas y se
concentra en la generación de ingresos a través de la inversión extranjera,
esto trae como consecuencia el debilitamiento de la industria nacional y el
cierre de importantes fuentes de empleo.
Estudios realizados por el Banco de la República afirman que las mujeres, las
personas solteras y jóvenes son la población más afectada, con altos niveles de
precarización laboral. Según la CEPAL, “la tasa de pobreza de las mujeres entre
20 y 59 años de edad, excede en un 30 por ciento, o más, a la de los hombres de
edad similar”.
En Colombia se discrimina a las
Mujeres
El Balance económico, laboral y sindical del cuatrienio 2010-2013 realizado por
la ENS, muestra que al finalizar el primer periodo del gobierno de Juan Manuel
Santos, las condiciones de bienestar y calidad de vida de la población
colombiana se ha deteriorado. La situación es desalentadora debido a que hay un
proceso de agudización de la desigualdad, informalidad, tercerización,
precariedad laboral, desprotección social, entre otros.
En el marco de esta problemática, la condición laboral para las mujeres resulta
aun más precaria, según Naciones Unidas tardaríamos 80 años para alcanzar la
igualdad de la mujer respecto al hombre en materia laboral, 75 años para tener
una remuneración equivalente y 30 años para tener el mismo nivel en el ámbito
de participación política.
Colombia registró en el 2013 una tasa de desempleo femenino del 12.6 por
ciento, muy por encima del promedio regional que se situó en el 7.6 por ciento
y muy por encima del 5.6 por ciento que correspondió al desempleo de los
hombres, ampliándose de esta manera las brechas de género, pasando por encima
de la política pública de equidad de género, para las mujeres en Colombia y el
compendio de leyes, pactos y protocolos del orden internacional.
Colombia en América Latina
La posición de Colombia ante el continente también resulta lamentable. Ecuador,
Panamá y México, presentan las tasas de desempleo para las mujeres más bajas de
la región, con resultados del 5.2, 5.7 y 6.0 por ciento, respectivamente. Se
imponen República Dominicana y Colombia como los países de la región con la
brecha de género más amplia. Colombia es el país con mayor desigualdad de
género en materia laboral a nivel de América Latina, casi doblando la tasa de
desempleo de las mujeres en la región.
Brecha de género laboral
A pesar que desde 2010 hasta ahora, la tasa de ocupación de las mujeres se ha
incrementado en un 13 por ciento, persiste una brecha de género en materia de
participación del 21,1 y de ocupación de 22,7 puntos porcentuales, situación
que se explica por la existencia de factores culturales arraigados en
sociedades patriarcales y determinados por el modelo androcéntrico que
históricamente ha regido el mundo. Aunado a esto, la discriminación en materia
salarial es una constante, la mujer percibe en promedio un 20 por ciento menos
que los hombres por labores iguales.
Este panorama nos confirma que la lucha contra la discriminación por razón de
género, debe continuar, pues lejos de pensar que el patriarcado y el machismo
han desaparecido, vemos cómo el capitalismo ha modificado la forma en que se
oprime a la mujer, quien al entrar al mercado laboral, al ser excluida de éste
y al aumentar su responsabilidad económica con sus familias se enfrenta ante
duras situaciones. “En Colombia hay 4.5 millones de mujeres cabeza de familia,
por solo medio millón de hombres en esa posición”
La paz desde un enfoque de género ha de expresarse en garantías para las
mujeres, que les permita vivir en condiciones plenas de igualdad, equidad y
dignidad. Para lograrlo se necesita que las mujeres en sus territorios
emprendan acciones organizativas y propositivas, pues sabemos que el régimen
niega los derechos y se hace necesario movilizarse y luchar para conquistar la
vida digna para el pueblo.
“Hay gobernantes, como Peñalosa, que no saben qué es deambular por las calles, por el país, sin probar una aguapanela y acostarse con todas las necesidades del caso. Somos ciudadanos desprotegidos” Gonzalo Rodríguez.
Carolina Tejada Sánchez
Desde hace unos meses en el centro de Bogotá, se inició un desalojo y persecución de las personas que sobreviven de la venta ambulante. En abril, el director del Instituto para la Economía Social (IPES), Camilo Gómez Castro, realizó un llamado a los vendedores informales para autorregulen el uso del espacio público, e instó a que se acogieran a las alternativas económicas de emprendimiento y fortalecimiento empresarial que se ofrece desde el IPES.
Queriendo conocer la opinión de quienes ejercen esta labor, quisimos entrevistar a algunos vendedores sobre los beneficios o no de las medidas. Así conocimos a Gonzalo Rodríguez, vendedor informal de la localidad de La Candelaria, que con su butaca como compañera infaltable, vende de sol a sol entre las carreras novena y décima con calle once, en pleno centro de la capital.
Cuando hablamos con Gonzalo, nos dimos cuenta: una cosa es lo que se piensa del vendedor ambulante y otra muy diferente es su realidad. Gonzalo es un hombre culto, serio, en su puesto de trabajo a la orilla de un andén que por 30 años lo ha ocupado. Guarda una caja con un par de libros, le gusta la literatura al punto de ilustrar cada historia con un complemento literario. Ahí mismo, en “su oficina” como él la llama, hace traducciones al inglés y francés para completar el recurso que le ayuda a cubrir algunas de sus necesidades. Vende el periódico VOZ, dice que siempre espera que don Carlos, refiriéndose al director, lo entreviste.
Con una voz suave, pero firme en sus argumentos, contó cómo llegó a ejercer esta labor: “Yo llegué al gremio informal, gracias a las altas tasas de desempleo que han generado las malas administraciones a nivel nacional. No hemos tenido el primer presidente que atienda la gran tasa de desempleo, los vendedores somos muchos, y no es porque queramos”.
Con tristeza recuerda cómo en la época del gobierno de Peñalosa, era maltratado por la Fuerza Pública, cómo le robaban “su plante”, y enfatiza que estas situaciones se dan por causa de “gobernantes, como él, que no saben qué es deambular por las calles, por el país, sin probar una aguapanela y acostarse con todas las necesidades del caso. Somos ciudadanos desprotegidos”.
Para Gonzalo, las consecuencias de la política de espacio público sin vendedores informales no puede pasar por el desalojo y la utilización de la fuerza. El desalojo y de despojo de las mercancías de los vendedores solo llevan a una crisis económica peor a la que los llevó a ejercer este tipo de empleo. Él cuenta: “Peñalosa me llevó a la indigencia, me llevaba detenido y me botaban a la media noche a la calle del Cartucho. Ni siquiera Calígula, en el imperio romano, actuaba de esa manera. Personas como esas no tienen mérito para gobernar en nuestro país”.
Para este vendedor informal, que sobrevive con el diario que produce su puesto de dulces, curas, gaseosas y demás mecatos, es necesario un recurso amplio para crear programas de empleo digno y formación, que favorezca al vendedor ambulante y potenciar sus conocimientos. “Demostrarle al mundo que detrás de un vendedor ambulante hay talento y capacidades para salir adelante”, dijo.
Critica enfáticamente que administraciones alternativas, como las que han pasado por el Distrito en los últimos años, no pueden caer en lo que implementó Peñalosa en la ciudad y recuerda: “Tenemos vendedores en la indigencia, en la cárcel, en Sibaté, y vendedores consumiendo estupefacientes a causa de esas prácticas que realizó ese señor con nosotros. Ese señor estudió para violarnos los derechos”.
La actitud de Gonzalo es muy contestataria, conoce su país y desde su perspectiva se atreve a plantear un nuevo modelo de sociedad. Habla de políticas agrarias, de desarrollo económico a partir de la inversión social y defensa de los territorios y recursos. Él recuerda que desde el gobierno de Luis Eduardo Garzón viene participando en las reuniones con el Distrito, planteando iniciativas que ayuden a solucionar conjuntamente entre la problemática del uso del espacio público y el derecho al empleo digno como ciudadanos.
Ha participado de seminarios y capacitaciones pero, a pesar de ello, siente que son iniciativas insuficientes, pues en su análisis el desempleo en el país es tan grande que ni en Bogotá, la capital del país y con administraciones alternativas, se ha podido superar esta brecha.
Menciona que su condición de salud no es la mejor, y no dudó en decir: “Atravieso por un momento difícil de salud, me he sentido muerto más de cuatro veces y no he recibido ayuda, el culpable de eso es el ex presidente Uribe Vélez, quien gestó la ley 100 y con ello la eliminación de la salud como derecho”.
Dice que a pesar del esfuerzo del Distrito para mejorar las condiciones de los trabajadores de su gremio, “la oposición al gobierno de Gustavo Petro impulsa cosas como el desalojo del centro, sin respetar nuestros derechos y los compromisos pactados”. Y resalta: “No hay comparación cuando existe una administración de los partidos tradicionales a aquellas que hemos logrado poner para romper esas cadenas, esos baches. Desde Garzón, ellos sí saben qué es trabajar por lo social, ellos saben qué es acostarse con las necesidades más grandes”.
La utilización del espacio público cada vez es más cotidiana en las ciudades del país. En el caso de Bogotá, cerca de 14.666 vendedores informales ocupan las principales calles del centro de la ciudad. Personas como Gonzalo Rodríguez esperan una solución para garantizar un espacio público, transitable, no sea optar por las prácticas de los ex mandatarios Peñalosa o Mockus, y llama al Distrito a poner el ojo en esta situación y apoyar a este sector informal con mayores oportunidades sociales.
Que tal amigos, mi nombre es
Javier López, hoy vamos a realizar una entrevista
al compañero Ruperto Ramírez Núñez
Bienvenido Ruperto
Ruperto Ramírez Núñez:
Gracias
JLB: Ruperto
Ramírez Núñez, él es en estos momentos comerciante informal aquí en la ciudad
de Cali, vendedor ambulante- estacionario y es líder, dirigente sindical
gremialista.
JLB: Ruperto antes de iniciar un poco a hablar
sobre lo que es el tema de la economía informal en Cali, yo quiero que usted nos hable un poco
de como fue el inicio de su vida laboral.
RRN: el inicio de mi vida
laboral, inicie en industrias Pinzón y
después pase a trabajar, a laborar en
Industrias Káiser en metal mecánica, fui troquelador y doblador de piezas ,
después pase al restaurante Salerno Hermanos que queda entre Cali y Palmira a 200 metros del peaje, después
trabaje también en el mismo Salerno pero
por los lados del sur, después de eso me
fui a pagar el servicio militar y cuando regrese, pues en ese tiempo
siempre preferían a los que habían pagado el servicio militar para la
vigilancia, inicialmente ingrese en la Seguridad Burns de Colombia, después
estuve en Seguridad Colombia y la última empresa que labore fue en Quaker Nur de Colombia que es la que
controla hoy en día los peajes, estuve en los peajes de Tunia ( Cauca) , Lobo
Guerrero, Estambul, ya por problemas con
directivos me retire y me dedique a lo informal, a la venta informal en la calle 14 con carrera 5
JLB: En qué año fue eso?
RRN: Eso fue después de que
Salí, después del año 83, hasta ahí
trabaje vigilancia y ya de ahí para acá he trabajado en lo informal
Estuve en el sindicato de
pequeños comerciantes como vocal, ahí estuve colaborando con los compañeros que
no tenían los conocimientos, también
hice un curso sindical para tener más
conocimiento y poder defender los derechos de los compañeros.
JLB: como se inicia en esta
experiencia? Porque ve usted la necesidad de convertirse en un dirigente
sindical?
RRN: Porque viendo los
atropellos de la policía y lo que decimos nosotros el camión, el lobo, entonces
viendo esto me dio el ánimo de luchar por los compañeros
JLB: Que aportes positivos
le ha dejado a su vida esta experiencia como dirigente gremialista de los
vendedores ambulantes, aspectos positivos, pero también que aspectos negativos
le ha dejado?
RRN: pues en lo positivo, yo
hice memoriales, hice tutelas en favor de compañeros para que les devolvieran
las mercancías y lo que me queda es que yo le elabore memoriales a los alcaldes
y todo salió bien, este es el lado positivo de la labor que he desarrollado, pues
lo negativo es que siempre el vendedor de por si es ingrato, pero yo no puedo
ver porque todos somos humanos y cometemos errores
JLB: Pensó en su juventud
estudiar alguna carrera?
RRN: pues sí, yo quise ser
médico general, no cirujano, pero si quise ser médico general, pero resulta que
mi mama estaba muy de edad, mi hermano le dejo 8 niños, entonces entre mi
hermana la mayor y yo tuvimos que
enfrentar esa situación y entonces para poder mantenerlos a ellos, mi mama les
hacía de comer y mis hermanas los mantenían bien bañados y todo.
JLB: A usted le tocaba en la parte económica?
RRN: Si, económica junto con
la otra hermana
JLB: Entonces los obstáculos
para lograr una carrera fueron esos, situación económica, tener que responder
por una familia?
RRN: Si, económica
JLB: Y como es su relación
actual con esa familia?
RRN: Pues buena, sí, yo vivo con mi hermana, la mayor,
el cuñado, los sobrinos y la sobrina
JLB: en este momento que
edad tiene usted don Ruperto?
RRN: Yo tengo 71 años,
cumplidos
JLB: Y cuál es su estado de
salud, actualmente?
RRN: Pues mi estado de salud
no es muy bueno, no es que yo haya perdido el intelecto, pero ya no es igual,
pero yo soy diabéticos mellitus y sufro de alta presión
JLB: Y que medicamentos toma
para esas enfermedades?
RRN: Para la diabetes mellitus me
aplico 26 unidades de insulina glargina y para la presión tomo losartan de 50 mg una en la mañana y una en la noche
JLB: Usted en este momento Fuma?
RRN: No
JLB: Bebe?
RRN: No
JLB: Practica algún deporte?
RRN: Pues los domingos hago
caminatas por la ciclovía hasta las canchas panamericanas
JLB: Que labores o
actividades realiza cotidianamente
durante el día?
RRN: Pues, sigo en lo
informal, tengo una mesita donde tengo
unas gorras, una docena de chanchos y le revuelvo unos cacharros como coladores
y todo eso, eso es lo que desarrollo
JLB: Yen la veeduría
también?
RRN: En la veeduría 046 en
la cual pertenezco y soy el secretario general
JLB: Y hay realiza algún
tipo de actividad con los vendedores?
RRN: Si, de ahí a veces van
a preguntarme, que les aconseje, que se yo, pues yo siempre les he recalcado
sobre la sentencia T- 22 de la Corte
Constitucional la cual reza que todo vendedor así tenga una posición y lleve 6
meses de estar ahí tiene derecho a la posesión, no al andén y si el gobierno necesita ese espacio o el
dueño del almacén hay que reubicarlo, darle una reubicación por medio de la
alcaldía
JLB: En este momento usted
puede decir que se han cumplido sus expectativas de vida?
RRN:Pues en parte si porque
he logrado subsistir a pesar de que hay días muy mala la venta, pero si he
subsistido
JLB: Ha alcanzado sus metas?
RRN: Pues mis metas, no,
porque yo quise tener una licorera en un
local o una venta de ropa informal, camisetas, pantalonetas, cosas así no
costosas y también de fácil salida
JLB: Y no lo pudo lograr?
RRN: No, lo pude lograr, eso
no
JLB: Usted tiene algún tipo
de pensión por parte del estado?
RRN: No, no tengo ninguna
pensión
JLB: Ni ningún auxilio?
RRN: Sí, yo fui afiliado al
seguro social desde el año 67 hasta el año 83 y por el seguro social en esa
época me la negó y luche tres años en
prosperar, en COLPENSIONES, y también ahora en noviembre del 2014 me la negó,
no tengo ninguna ayuda del estado
JLB: Que cree usted que le
falta por realizar en su vida?
RRN: Llegar a pasar de
informal a formal
JLB: Si pudiera cambiar algo
de su vida, que cambiaría?
RRN: De mi vida personal?
JLB: Personal y también de su vida laboral
RRN: Me gustaría tener como
un local para trabajar
JLB: Eso le gustaría para cambiar de su vida en términos generales?
RRN: Pues en términos
generales, pues, si me gustaría como para estar más tranquilo en un local
comercial
JLB: Usted ha tenido una actividad
muy fuerte en lo que tiene que ver con el gremio informal, ha ocupado como no
lo dijo cargos como dirigente sindical y
actualmente es secretario general de una veeduría, pero cómo ve usted en
términos general el gremio de los vendedores, en Cali, por ejemplo?
RRN: Pues en Cali, está muy
malo, siempre han prometido que van a hacer un parque artesanal, pero en realidad eso no nos conviene
a nosotros porque todos reubicados en un solo sitio de golpe si es ropa o
calzado bueno, pero los que venden frutas y jugos eso serían muy difícil
JLB: y en este momento cómo
ve usted el liderazgo dentro del gremio informal? Hay nuevos liderazgos?
Sabemos que algunos dirigentes han
fallecido, y de la gente joven, de la gente que está ahora, han surgido
nuevos liderazgos?
RRN: No, por lo que yo he
visto no, además todo el mundo, usted sabe uno al asumir un cargo tiene que
tener responsabilidad y la gente joven no está decidida a sacrificarse,
entonces pues muy pocos
JLB: y eso representa un
sacrificio estar en un gremio de esos, estar liderando
RRN: Pues sí, porque imagínese
usted si las cosas salen bien lo aplauden y si salen mal lo abuchean y lo tratan mal, pero claro uno tienen que
soportar todo eso porque uno ya tiene unos conocimientos de las reacciones de
la gente
JLB: usted recibió algún
tipo de críticas, por decir algo de la familia en el momento en que decide
asumir trabajar en la venta informal
RRN: Pues no, porque mi
hermano, uno del os mayores, el que ya murió, el que nos dejó los niños a
cargo, él fue el que me dijo pues hermano, si hay tanto problema en las fábricas
y en vigilancia, pues salgase a acá a la calle a trabajar
JLB: entonces había una
relación de su familia con el gremio
RRN: Si, mi hermano era
vendedor estacionario, mi cuñada también, la mujer de el
JLB: usted en este
momento puede decir que haber trabajado
en las ventas ambulantes fue positivo o negativo para usted?
RRN: Pues en parte es
positivo porque muchos devengan de o que venden pagan el arrendo, pagan impuestos,
pagan colegio, matriculas, pensiones, entonces pues sí, es positivo, porque es
un medio de conseguir el alimento
JLB: y entonces en lo que
tiene que ver con su proyecto de vida, con las expectativas que tal vez tenia
de joven, usted considera en este momento que si hubiera estado en otro gremio
distinto al informal, si hubiera trabajado en una empresa, usted hubiera tenido
mayores oportunidades de salir
adelante?
RRN: Pues claro que si
porque ya uno siendo un profesional, pues ya uno se cotiza, más alto y pues ya
va a ganar más y va a tener un medio de
vida mejor
JLB: le hubiera gustado continuar
en el sector formal como trabajador dependiente?
RRN: Me hubiera
gustado tener un local propio, mío
JLB: mejorar las condiciones
que tiene independiente pero no siendo informal
RRN: Si
JLB: ya, a pesar de que en
otra época era más fácil ser trabajador informal, se ganaba más que hoy en día
RRN: Sí, claro, porque lo
que pasa es que ha llegado mucha gente por la falta de
empleo, mas o menos el 70 80 % lo está dando el trabajo informal
JLB: para finalizar son
Ruperto, si usted le preguntaran su ha
sido un hombre feliz en la vida, usted que respondería
RRN: Pues sí, prácticamente te uno tiene sus ratos felices, pues no
digamos que la felicidad es tener plata por montones no, sino, la tranquilidad
y la paz con que vive con la familia
JLB: usted es un hombre
creyente?
RRN: Sí, mi madre nos crio
en la iglesia católica, pues se decía que apostólica y romana, pero nosotros
somos es colombianos
JLB: y usted considera que
tal vez esa creencia en un Dios, en una
religión le ha aportado cosas positivas a su vida, a su proyecto de vida?
RRN: Sí, porque yo siempre,
yo creo mucho en Dios, y siempre invoco cuando estoy en un problema, en un
callejón sin salida lo invoco, pues siempre me ha iluminado para salir adelante
JLB: muchísimas gracias por
colaborarnos en este trabajo, por estar acá y mucha suerte
RRN:
Si señor muchas gracias
ENTREVISTA RUPERTO RAMIREZ NUÑEZ SECRETARIO GENERAL DE LA VEEDURIA CIUDADANA DE VENDEDORES AMBULANTES, ESTACIONARIOS Y ARTESANOS DE SANTIAGO DE CALI